martes, 3 de abril de 2012

Chocolates a lo Fabergé

La Pascua constituye el fundamento sobre el cual se asienta y gira toda la vida del cristianismo. Es festejada por millones de fieles en todo el mundo y el Papa da la bendición en una misa urbi et orbi desde la Basílica de San Pedro.
Desde los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo.
Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Media les eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio el siglo 19, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro.
La familia imperial rusa introdujo la tradición, apoyados por el exquisito trabajo del joyero de los zares, Carl Fabergé, de obsequiar en las fiestas de la pascua los fabulosos huevos imperiales, aderezados de piedras preciosas y con intrincados diseños, esta pascua no regalaremos huevos imperiales, pero en Madame Blac encontramos los deliciosos y delicados huevos de chocolate producto de la esmerada labor de Florencia Rondón Chef Pastelera del Grupo Mokambo. Vimos también los elaborados por las manos de hadas de Galipán de Chocolates Picacho y nos parecieron irresistibles los de Kakao, con hermosos colores pasteles perfectos para celebrar la pascua y el renacer primaveral.

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