Con un fado de Amália Rodrigues o Dulce
Pontes como fondo la mesa Lusitana es la ocasión perfecta para encontrarse y
descubrirnos en un festín de sabores y olores que satisfacen todos los
sentidos.
Podemos descubrir fácilmente dentro de
la gastronomía portuguesa los sabores y elementos comunes a la llamada cocina
mediterránea, es decir encontramos en ella tres ejes fundamentales: el pan, el
vino y el aceite de oliva. Es necesario resaltar la influencia que ha recibido
de las colonias de África, Asia y América, que detectamos en el uso de especias como el pimentón, la
canela, el curry, la vainilla y el azafrán.
Una curiosa nota en la comparación con
otras cocinas mediterráneas es el casi total desconocimiento actual de
lentejas, berenjenas o alcachofas
mientras que se observa la aceptación total del mango y el curry como
ingredientes.
Las marcadas diferencias geográficas y
culturales entre las diversas regiones del país: Montaña, Costa, Campo, Ciudad o Territorios Insulares, definen una amplia y
contrastante oferta de sabores, sin embargo al estudiar más profundamente los
platos regionales se observan
variaciones sobre un mismo tema, aspecto este que, al contrario de lo
que podría pensarse, enriquece
notablemente la propuesta de sabores de Portugal.
Sin embargo en líneas generales, los
pescados, llamados “peixes” en
portugués, las carnes rojas y el cerdo, así como la utilización de tubérculos
como la papa y la batata, y la presencia casi diaria del arroz, junto al
abundante uso del ajo, el perejil y el cilantro, sabores por cierto muy
parecidos a los usados en algunos del nuestros platillos nacionales, marcan la
pauta de la gastronomía lusitana.
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