jueves, 8 de mayo de 2014

Un acertijo numérico

“Las importaciones están acabando con la producción nacional” este es un titular que encontramos cada semana en los diarios de circulación nacional, sin embargo cuando revisamos las estadísticas plasmadas por el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras, presentan un realidad un poco distinta. Revisando los datos plasmados en las “Memoria y Cuenta” de este ente del ejecutivo nacional, la producción ha venido incrementándose en los últimos años. Así mismo los datos manejados por el Instituto Nacional de Estadísticas, dan cuenta de una disminución en los volúmenes de importación en este renglón.
Según las fuentes oficiales consultadas, la producción interna de frutas, leguminosas, tubérculos y hortalizas, se ubicó en el año 2010 en 5.895, 58 toneladas, cifra que aumenta a 6.986,62 toneladas en el año 2011. El rubro que más se incrementó fue el de frutales, que creció  482,71 toneladas lo que equivale a un 18,90%.
Por otro lado las estadísticas señalan una disminución de 24,43% en el volumen de importaciones entre las 205.363,34 toneladas del 2010 y las 155.202,26 toneladas del 2011.
Ahora estos números hay que saber leerlos, y nos llevan a unas conclusiones importantes: la producción interna no satisface en ningún renglón la demanda en el país, definitivamente han sido demasiados años con una economía rentista y basada en importaciones, lo que ha llevado al abandono de la producción agrícola y al establecimiento de políticas inadecuadas en el sector. Por otro lado, es interesante descubrir que la disminución en las importaciones durante el año 2011 no queda cubierta por el incremento de la producción interna. Al comparar el total de toneladas (internas e importadas) del año 2010 que suman 211.258,92 toneladas frente a las 162.188,88 toneladas (nacionales e importadas) del 2011, descubrimos un disminución de casi 50.000 toneladas de producto, esto quizás explica la escasez de algunos rubros y el aumento significativo en los precios de otros.
Mientras tanto, ajeno a las elucubraciones e interpretaciones numéricas, la realidad del sembrador continúa, trasegando las frescas lechugas, a los guacales, después al camión, y de allí a la venta, para ofrendarse en la crujiente ensalada del chef con Tenedor de Oro o de la modesta mesa de todos los días.
Parte de mi texto publicado en la Revista Bienmesabe del mes de febrero de 2013

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