Hace unos cuantos años leí una nota de
prensa donde anunciaban que la recuperación del cuadrilátero histórico de Caracas daría como resultado un espacio
a la altura de los centros de grandes capitales con tradición de ocio,
esparcimiento, cultura y gastronomía.
La esquina de Gradillas, con su tradición
de peñas literarias, zona trendy y
punto de encuentro de la Caracas de los techos rojos, se luce desde hace unos
meses con el hermoso Bistró del
Libertador.
Un espacio bien iluminado, que combina
detalles afrancesados en el mobiliario, una corta pero correcta propuesta
gastronómica y una buena atención transforman el espacio en un excelente lugar
de encuentro.
Las mesas que están a las afueras del
bistró, muy cerca de las escaleras que dieron nombre a la esquina desde los
tiempos en que la Plaza lucia el nombre de “Mayor”, invitan a la conversa entre
amigos, a compartir un café o una deliciosa cerveza artesanal y a disfrutar un
rato distinto en plena corazón de la ciudad.
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