Este es el título de la dulce campaña que la Diócesis de Burgos, en España, ha preparado con miras a la próxima Jornada Mundial de la Juventud, y que quiere implicar a los monasterios de clausura en la acogida a los peregrinos procedentes de todo el mundo. Así las monjas, apoyo fundamental del evento con sus oraciones, se harán presentes entre los jóvenes a través del ofrecimiento de su famosa repostería.
La veintena de monasterios implicados en la campaña, elaborarán cerca de diez mil dulces -entre pastas de té, hojaldres, chocolates y trufas- para hacer más alegres las mañanas de los jóvenes y ayudarles a coger fuerza para conocer la diócesis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario