La mejor manera de enseñar a tus hijos a comer bien, es cocinar y comer juntos. Si se
les permite que ayuden a preparar la comida (tan pronto como
sean capaces) se sentirán motivados a probar los nuevos alimentos que ellos
mismos han preparado.
“La cocina hace ejercitar el músculo
mental, fortalece vínculos, facilita el compartir y consolida aprendizajes” nos
cuenta Anabella Barrios, Psicóloga y
Cocinera.
“Desde los 2 años los niños pueden ayudar
a untar, o amasar arepas, que favorece el desarrollo de la motricidad fina, o
ayudar a hacer suspiros, y añadir el azúcar poco a poco que les enseña la
tolerancia a la espera” continúa Barrios.
Al llevar los niños a la cocina estamos
brindándoles herramientas y enseñanzas
que son fácilmente transferibles a las actividades diarias, “hacer una lista de
ingredientes, planificar los tiempos de cocción, revisar los pasos de una
receta son aprendizajes para organizarse en el momento del estudio o la tarea”
nos explica Barrios.
No es mala idea aprovechar este periodo de
vacaciones para dedicar unas horas a la aventura de cocinar en familia, enriquecer
la experiencia con anécdotas o recuerdos de las abuelas o los parientes
cercanos ayudará a demás a fortalecer el sentido de pertenencia y las
tradiciones familiares.
“Desde el momento en que pedimos a los niños que ayuden a lavar las verduras
estamos creando hábitos de higiene y seguridad para la vida diaria” insiste
Barrios.
Puedes seguir a Anabella Barrios, que
organiza y dirige talleres y actividades especialmente pensadas para los niños
y jóvenes, en la cuenta twitter @psicocina
Foto cortesía de Psicocina
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