Originaria de Vergèze, Francia, en tiempos de Julio César,
da sus primeros pasos en la comercialización hacia 1898, cuando Louis Perrier
adquiere los terrenos de Bouillens, que en ese tiempo era un spa. El siguiente
propietario del manantial, fue un inglés, St. John Harmsworth, quién decidió
cerrar el spa y dedicarse completamente al negocio del agua, a la que
llamó simplemente Perrier.
Este año celebra sus primeros 150 años y
se conserva tan joven e interesante como en 1863, durante el reinado de Napoleón III, cuando se obtuvieron los
derechos para poder explotar el manantial.
El primer slogan utilizado para
promocionar el producto fue “La princesa de las aguas naturales” en el año de
1870, esta agua, famosa por la fuerza de sus burbujas que aportan una sensación
de frescura extraordinaria en cada sorbo, se descubre como ingrediente de lujo
para las más sofisticada mezclas.
¡En casa nos encanta con agua de Jamaica!
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