jueves, 3 de abril de 2014

Duraznos en parapente

Los 11 miembros de la familia de Andreas Breindembach que formaban parte de la segunda emigración de alemanes llegarían, en 1851,  a La Colonia Tovar, en este grupo de 90 hombres y mujeres nos interesan, especialmente, dos de los hijos del patriarca Breindembach: Emil y Gregor , “venezolanizados” como Emilio y Gregorio.
Transcurridos casi 40 años, este par de hermanos deciden abandonar el pueblo que los vio crecer, sangre de migrantes tenían sin duda, y radicarse a unos pocos kilómetros, en el actual estado Miranda.
Ahora llamamos a la zona Altos Mirandinos, y al poblado que se conformó en torno al asentamiento de los Breindembach:  El Jarillo, nombre que se deriva de una planta existente en la zona que curiosamente tiene un parecido con el árbol del durazno.
Se dedicarán, aprovechando la fertilidad del suelo y el clima fresco, a las labores agrícolas, las primeras plantaciones fueron para el cultivo propio y de aquellos que se aventuraban a transitar por la región.
Aplicando el mismo método que sus vecinos “colonieros”, para el tratamiento de este árbol frutal, que requiere de las cuatro estaciones que nuestro trópico no tiene, lograron el rápido crecimiento del cultivo del durazno que es responsable del progreso económico de la mayoría de los pobladores de la región.
Si bien el turismo de aventura, como los vuelos en parapente, se ha desarrollado en la zona, este poblado tiene en la agricultura su principal actividad de sustento: duraznos, fresas, moras, frambuesas, melocotones, zanahorias y manzanas son sólo algunos de los frutos y vegetales que se siembran en el fértil suelo de la localidad, y que en su mayoría son trasladado a los mercados populares de Caracas para su venta. Sin ir muy lejos en el Mercado Municipal de Chacao encontramos muchos de los productos, incluidas frutas de las llamadas “exóticas” que hacen las delicias de expertos y curiosos.
Parte de mi texto publicado en la Revista Bienmesabe del mes de febrero de 2013

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