En
la Urbanización del mismo nombre surge la Heladería Crema Paraíso, frente a la
iglesia La Coromoto, conocida como “la guacamaya” por la intensidad y variedad
de colores que la decoran y eclesiásticamente llamada Alfonso María de Ligorio.
Nacida
a mediados del siglo pasado, esta heladería era la más moderna de la ciudad y
ofrecía, entre otras novedades, el maravilloso Banana Split, combinación
servida en un barquito que une la fruta que le da nombre con helado de
chocolate, fresa y mantecado, todo coronado con fresca crema batida, sirope de
chocolate y, por supuesto, una cereza al marrasquino. Sin duda, fueron muchas
las parejas que se “empataron” endulzados por el cremoso platillo que dio fama
a la heladería.
Adalberto
Katz, fundador de la empresa, abrió en
1956 la segunda tienda ubicada en Santa Mónica. El tercer local se inauguró en
Bello Monte, seguido de otra sucursal en San Bernardino que fue la última
tienda de esta etapa de la década de los 50.
En
la década de los ochenta llegaron a existir 22 sedes, y aún en Caracas
permanecen cuatro de las tiendas originales: Santa Mónica, Bello Monte, San
Bernardino y la primigenia en Las Fuentes. Hoy en día, a pesar de que cada
establecimiento tiene un propietario distinto, los productos que expenden
responden a un mismo control de calidad, después de todo, se trata de seguir el
sabor de la tradición de un negocio que se hizo famoso por sus helados,
producidos en su planta de Guarenas, manejada por la hija del fundador: Anita
Katz.
Parte de mi texto
publicado en la Revista Bienmesabe del mes de junio de 2013
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