martes, 1 de abril de 2014

Rebeldes sin causa, pero con hambre

Muy pronto, la fuente de soda brindaría, a una juventud ansiosa de hacer realidad el estilo de vida que llegaba a las pantallas de los cines, un lugar  para sentirse un poco James Dean o Natalie Wood. Este grupo etario, que por primera vez contaba con la libertad para vestirse y comportarse de un modo diferente a como lo habían hecho las generaciones precedentes, colmó los espacios con sus jeans “tubito”, franelas ceñidas, mocasines y medias blancas.
El menú de hamburguesas, acompañadas con papas fritas y una bebida, corre como pólvora y es moda en la ciudad, que despierta a la democracia tras la caída del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, consiguiendo  un espacio de excepción en la Urbanización Las Fuentes.
Nacida como una prolongación de la encopetada zona residencial El Paraíso, es el lugar donde Hamburguesas Taxco ofreció, primero a los habitantes de la zona, luego a los que venían en peregrinación de otras urbanizaciones de Caracas, su platillo más característico.
Coincidió su periodo de más esplendor con la época de las “patotas”, grupos de jóvenes de clase media alta que se enfrentaban entre sí por defender una zona marcada como “su” territorio.
“Eran famosas las patotas de Vista Alegre y la de Las Fuentes, llamada la patota de Taxco pues en ese lugar acostumbraban a reunirse” recuerda Oscar Vaamonde, quien de joven vivió muy de cerca las aventuras y desventuras de los sesentas y hoy cuenta canas y tres nietos, “se juntaban en la esquina del negocio, con sus motos y su aspecto de rebeldes sin causa, justificando con su  presencia el lema de las patotas: hasta la esquina llegas y no te metas” continúa. Tan de moda estaba el local que era vox populi entre la juventud caraqueña de la época que “quien no ha comido una hamburguesa en Taxco, no ha comido una hamburguesa” concluye.
Desde aquellos tiempos rebeldes hasta la fecha, la receta de las hamburguesas se ha mantenido incólume, pequeñas y jugosas, bañadas con una salsa que parece mostaza sin serlo, secreto de los fogones del local, acompañada con papas fritas rociadas con un toque de limón, visitar hoy Café Taxco es una aventura digna de la máquina del tiempo de H.G. Wells.
Parte de mi texto publicado en la Revista Bienmesabe del mes de junio de 2013

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